En este mundo de miserias encontradas,
ya muerta y en el polvo enterrada,
mi alma seca y desangrada
yace sin vida por ti atormentada.
Si en vez de estúpidas palabras
con hechos hubiera refrendado mi cariño,
entre tú y yo
hoy reiría un niño.
Hoy a la distancia,
los celos me devoran
quema tu recuerdo ahora,
mi cien por las largas noches,
mis ojos en lágrimas mil derroches
y en un seco gemir mi corazón,
ahoga sus reproches.
A solas en el universo
a millones de kilómetros de la estrella mas cercana,
con el metal de mis cuerdas quebradas
con mis manos sangrantes y estiradas,
con mis venas hinchadas, perforadas,
cubro de carmesí nuestras épocas doradas.
En satánica actitud,
lleno de insultos mi boca
en perdida actitud, ya loca,
mi mente y lengua vociferan
la lenta espera,
de la muerte que no llega.
L . MONT