Quiero que nuestros corazones
palpiten con el lenguaje de los suspiros,
Para que así nuestro amor
baile al ritmo de sus látidos.
Recordando junto al viejo campanario
imaginándome el cielo de colores,
estás en lontananza entre neblinas
serpenteado por fragantes olores.
A lo lejos un desgastado faro solitario
mira un arco iris de cálidos matices,
la bruma ahoga el lamento de las olas,
en el silencio y la inmensidad del mar.
Bufón de tempestades ven acércate
improvisa tus cantos, salta y vuela,
ven, apóyate sobre los riscos de sal
y deja que la imaginación se desate.
Cúbreme de azulejos y efluvios de esperanza
atraviesa las nubes con tu mano invisible,
acércate a buscarme y átame a tu regazo,
tan duro y fuerte como te sea posible.
Envuélveme con tu calor, deja que la brisa siga su
rumbo, oye como el viento nos nombra en su
trayecto, escucha silencioso el ruido de la sombra
y deja que las gaviotas arrullen nuestro sueño.
Quiero por esta noche quedarme suspendida
en las nubes del tiempo, donde no existen reglas,
dar rienda a nuestro amor sin que existan testigos
y donde nadie perturbe nuestra sublime entrega,
Contando las estrellas respiraré tu aliento
dibujaré tu cuerpo a la luz de la luna,
temblorosa mi voz susurrará un te quiero…
y un ahogado gemido se lo llevará el viento.
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María B. Núñez