QUIEN:
Contando historias para estar bien consigo y ante los demás por el que dirán, con las manos detrás de la espalda nerviosamente, entrecruzando los dedos hasta casi oírlos crujir, no suda de intranquilidad, si la procesión de la falacia va por dentro, carcomiendo lentamente el alma, reflejando el brillo inequívoco de lágrimas retenidas a punto de estallar, cautivas por los latidos de un corazón herido en su amor propio, que casi delatan reprimidas esta vez al ingenuo impostor delante de su habido público...,
Intentando disfrazar verdades, haciendo sutiles blancos de mentes, poniendo la voz por instantes de conveniencia en silencio, si llegara a escuchar en algún momento que esa parte por detalle de la anécdota en cuestión era ya sabido con antelación, por boca de alguien, pudiendo no ser así exactamente narrado, sino de otro forma fehaciente demostrado, con el pasar del tiempo y espacio de dedicación, por hechos contundentes que van desenmascarando poco a poco el rostro oculto del mentiroso, con la mirada fija y perdida en el firmamento, lamentando solo saber del pecado, mas no del pecador...,
No ha querido ser por un instante divino, protagonista de un episodio más, sentimental, siendo profeta en tierra santa, sin exponer jamás su alma por penas al purgatorio, creyendo que la soledad de su conciencia nunca lo llamará en capítulo cerrado, cuando entre sueños queridos, oigas al viento susurrarte suavemente al oído, no sabes cuánto cuesta olvidarme de ti, a pesar de todo, haciendo el amor con otro al no haber logrado borrar tu cara aun amada y una lágrima tardía de añoranza en sencible silencio, empañe su anhelada presencia.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 10042011 11:30 AM.