Quedarme entre retazos y pliegos
Y remendarme por entero por pedazos
Envolverme de haraposos remansos
Apaciguando las tristezas y castigos.
No quiero pertenecer al desposeído
También de alegrías moraron los labios
Y no crean que eternamente verme postrado
Saldré ileso con el corazón capeando agravios.
La vida se cruzara siempre neciamente
Zancadilleando y a empujones vilmente por la espalda
Y aunque airoso más de una vez desmonte
La batalla me arrodillará asentada.
Y de manojos como ubres he de lamer
Buscando los néctares de las alegrías
Sobre las medulas sus entrañas carcomer
Como el parásito alimentarme de sus esencias.
Y si nadie se atreve a persuadir
Que muy dentro las almas ajenas
Se curasen contagiándose para vivir
De la mi misma ansia que expelen otras vidas.