A la primera vista de tu cuello, dejé de respirar,
mi mano empezó a dar vueltas con un lápiz sobre papeles,
los dedos a teclear y mandar por correo
los versos invisibles que vienen a mi encuentro.
Enviados son a mi musa, guardados y leídos varias veces.
Así nació la Novela, hoy se detiene.
Salgo de viaje en busca de lo que no está allá,
otro tono y otro acento que no me llenan,
aunque quiera creerlo así.
Traeré mi salario de indiferencia y silencio
y cambio, pues no se viaja tanto para quedar igual.
Viene el momento de volver al abrazo.
Siempre a un codo de distancia prudencial.
Reanudar en buena ley los asuntos
concernientes a nuestra historia ligera.
Habrá secretos que se abran.
Mi nombre y sus cuatro letras
que saben el camino, saben cómo llegar,
te piden: Espera las palabras venideras,
las palabras que quiero oír de ti.