Gitano...
le llaman... Gitano.
Con la piel curtida
por el tiempo.
Con la tez bañada
por el polvo del camino.
Junto con la brisa
y el aire que se mueve.
Se acaricia
su largo pelo negro,
con los dedos
de sus sucias manos.
Sucia la piel
el alma blanca.
El viejo Gitano...
muy viejo,
habla al alumbre
amarillo y rojo,
relatando sin respiro
sus quimeras.
El dice a la hoguera...
a la noche,
y a las sombras
que bailan con las llamas,
los agoreros pasos
de su vida,
habla de su libertad.
Sus palabras
son cantos de amistad.
No tiene amo ni señor,
sólo tiene un nombre,
Gitano…
Ese nombre es suyo
con su inmensa libertad.
Sólo está el gitano,
Sucia la piel,
blanca inmaculada
su conciencia.
Reyes se llama,
pero no tiene reino,
aun cuando es suyo
un vasto imperio,
llamado Tierra.
Un techo infinito
un alumbre hermoso
le ilumina en la noche.
La plata de la luna
le protege,
le halaga con su luz.
Suya es su vida gitana
y así la quiere.
Come caracoles asados
y le gustan,
sonriendo satisfecho
a las estrellas.
Coge un tizón
y prende la colilla,
mientras sus vivarachos ojos
sonríen de felicidad.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
11 de abril del 2011