Por solitaria vez quisiera
Ser el sol y no la luna
Por solitaria vez quisiera
Ser luz y no penumbra
Por escasos y cortos minutos
Atraer a la vida y no a la muerte
Tan solo por pequeños segundos
Sostener diversa suerte
No ser lóbrego sino iridiscente
Ser un relámpago y no una sombra
Por un instante ser diferente
No ser el ocaso sino la aurora
Quisiera ser agua que fluye tranquila
No como el fuego descontrolado
Que a todo lo que toca lo aniquila
Para verse al final desamparado
Quisiera ser la risa y no el llanto
Ser la paz y no el desquicio
Ser la alegría y no el quebranto
La esperanza fluyendo por los resquicios
Quisiera ser el primer día de vida
Para no ser el lecho de muerte
Ser el inicio y no la despedida
La lontananza de un cielo celeste
Quisiera ser el verano y no el invierno
Ser la primavera y no el otoño
Quisiera ser el cielo y no el infierno
Quisiera ser ángel y no demonio
Ser la ayuda que salva una vida
Y no la daga que corta la cuerda
Quisiera ser el bálsamo para la herida
Y no el dolor que la mantiene abierta
Quisiera ser la luz en la oscuridad
No ser la bruma que a tus ojos ciega
Ser suave brisa de tranquilidad
Para no ser la asfixiante cadena
Quisiera ser sueño y no realidad
Ser una ilusión en el firmamento
Quisiera ser pizca de serenidad
No ser la tormenta de los lamentos
Pero soy la mentira y la falsedad
Soy el hastío y la indiferencia
Soy la locura y soy la maldad
Soy la soledad de la demencia
Soy la rauda y cruel saeta
Que a tu ser le corta las alas
Yo soy la pluma del poeta
Yo soy la espina envenenada.
Andrés Ruiz H.