Se dice del hombre que calla que es covarde por no expresar o disparar a palabras lo que siente.
El fusíl más peligroso,
la manera perfecta de aglutinar los momentos sencillos y especiales en lo silente.
El arma de la palabra que nunca acaba y no se detiene,
la expresión sin sonidos, lo que no acostumbra la gente.
Ocultar sentimientos, verdades y mentiras, practicar al hombre sociable en esta vida guillotina.
Acariciar las críticas y seducir a la envidia, conversar con la almohada y soñar con el mañana.
Dedicarnos a lo que nos depara el mundo mientras debatimos en soledad que nos separa de lo real.
Sumergirnos en las palabras de un viejo libro sin terminar.
Se dice del hombre que mucho habla , que ya ha muerto en el intento, no existen oportunidades
no existen proximas veces, solo un ultimo aliento.
Ocultarnos en nosotros mismos, y esperar el abrazo extraño que pocas veces llega
apreciar lo espontaneo de la vida y lo que llega con la marea.
Ser el paradigma perfecto de lo que no encaja en el mundo, convertise en un sujeto
extraño y absurdo, que solo vive para vivir y conseguir la armonia, entre los que
se amargan muy temprano descifrando la vida.
Se dicen muchas cosas y las respuestas son sorprendentes.
Hacemos lo que quiere el mundo y lo que esta bueno para la gente.
Malditas palabras que dicen tantas cosas de las mentiras, el discurso diplomatico, la preponderante hipocrecia, las dudas ante el disparo por no ser el blanco perfecto, sin saber que no somos nada,
solo parte de un mundo en silencio.