RICARDO ALVAREZ

VORACIDAD - de v.p. VERONICA

Cuando en ti sube la tierra,

trayendo sus minerales resueltos

del vientre de la plata y el cobre en hilos surtidos

y el oro rasga  lo profundo de su panza negra original,

asoma el lago de los bronces en tus pupilas de dilate

con los colores que visten tus regiones absolutas,

del jazmín a la caléndula,

de la rosa a los claveles y

de las armas sumergidas en la greda

aparecen tus brillos de risa aluminio y tus brotes de voces

del cadmio al rocío azul bañado en tus tobillos.

 

Amanecen tus dobles piernas de cultivo y hortaliza nutriente

rozando la suave espiga del lino y

los componentes del trigo y sus patrimonios

 

Cuando en ti soplan los cuatro vientos inmortales

y el mar sacude sus tesoros sumergidos,

bostezan tus pies de playa hendidos en los mares magentas,

baja el agua en gravedad con su ropa despojada,

acaricia tu rostro de humita frontera y

tu beso de labios tamales esclavizantes

resurgen en tus diez dedos de capa y pólvora

cuando el viento agita sus pañuelos

y la vida trae sus uvas de pergamino y  lustros

y los mares amigos de las montañas se mezclaran con

los árboles de los jilgueros

camuflando sus amarillos de canario

mientras en tu costado la vida sopla al viento

los aromas de la hoja y la frutilla,

navegando los trenes rojos de hielo sus nieves,

 la mano cumbre del estío te hereda tu ropa de primavera

con el viento sur haciéndose ser y presente

y el sujeto oculto que exprime las nubes llorosas

te lega los martillos y mástiles de las bodegas del cielo y la tierra

y el surco del año escogido se ara con tus plantas descalzas.

 

Marcado por tus labios un canal de hélice curva

y la sed intensa de la aridez bebe miel de tus caderas.

Guirnalda de huesos ornada de carne.

Apetito de mi día y mis piernas hambrientas de noche,

donde mi virilidad fecunda tus lagos de entrepierna.