Me guardo y me resguardo;
no quiero lastimarme
perderme en el ardor
acostumbrar mis ojos
a flor inalcanzable
o a imaginadas tardes
que luego son dolor.
Me tengo y me contengo;
me anudo
y niego el jugo
que ronda en rebelión;
me abstengo
y me sostengo
de andar desaforado
pegándome al costado
donde me sangra amor.
Alguna que otra herida
cerró sin la debida
asepsia en la ocasión
y ando previniendo
que no me agarre un viento
que robe hasta mi aliento
y agite el corazón.