Me he disfrazado de lago,
de árbol, poeta y río…
He dormido con la luna
dulces noches de suspiros
y he viajado por los aires,
como pájaro perdido
y he recorrido distancias
por estar siempre contigo.
Ya no tengo vestuario
con que vestir mimetismos,
hoy me desnudo de todo,
sólo soy yo… siempre el mismo.
Me vestiré con la túnica
de mis silencios dormidos
con la que escucho y aprendo
lo más digno y más sencillo.
Sin botones, sin adornos,
sin relojes, sin anillos,
te buscaré hasta encontrarte
y enamorarte. Lo afirmo.
Asómate a tu ventana
y escucha lo que te digo,
pues los cristales del alma
sólo son como los vidrios,
que impiden que el viento pase
y te acaricie el sonido.
Deja tu ventana abierta,
que te cantaré cual mirlo,
deja que vea el jardín
que en tu alma ha florecido
con las rosas sin espinas,
con el blanco de los lirios.
Solos tú y yo, en caricias,
abrazados… sin vestidos…