Con sus harapos y su pelo entretejido en las telarañas de la casa,
la mujer con rostro demacrado protege a diestra y siniestra a sus criaturas con limitaciones físicas,
sus uñas alargadas desmigan el pan para darle a sus hijos;
su rostro refleja la tristeza de su alma,
su cara es surcada por las lágrimas de sus ojos que demuestran la ira hacia la vida
pues en vez de premiarla la ha castigado,
un castigo q lastima las profundidades de sus coyunturas,
espolvorizan su alma y destrozan sus tuétanos...
Un hombre de aspecto \'andrajoso\' camina por las calles desolado y triste víctima de la depresión, de la cárcel en la q es prisionero su corazón...
Su ira se estremecía cuando alzaba su voz,
su llanto no podía contener la desesperación,
sus ojos lagañosos revestían lagrimas del alma,
su cara sucia por el lodo guardaban el semblante de aquel hombre pobre de espíritu
q caminaba como nómada por las calles de la ciudad,
buscando la muerte para poder \'descansar\'...
Pero la salida de estos dos personajes no puede ser la muerte,
es Jesucristo, el Rey, El Poderoso, EL gigante,
aquel que mi vida sano, mi vida libertó, mi vida redimió;
cansados de luchar con sus propias fuerzas su ser desfallece,
su alma se atrofia con las limitaciones que le ofrece el mundo,
pero si vienen a DIOS, ÉL los hará descansar,
los pastoreará, los guiará y les pondrá su corona de la vida.
\"El suicidio no es la salida de los cobardes, es la alternativa q toman aquellas personas q buscaron en el mundo aquello q solo se encontraba en DIOS; por eso hoy DIOS te quiere repetir infinitamente q Él te ama y que eres importante para ÉL\" I.V
Derechos reservados: Iván Enrique Velandia Larrota