He soñado que soñaba
lo que casi siempre sueño
y al despertar comprobaba
que mi sueño no era un sueño,
que con mi mano alcanzaba
lo que tanto y tanto quiero.
He querido regresar
a mi sueño, muy adentro,
desde donde yo contemplo
esta bella realidad.
Y he remontado corrientes,
lágrimas de mi pasado,
por donde yo he navegado
con esperanza latente.
Y ahora, despierto o dormido,
yo quiero seguir soñando:
mis lágrimas son océanos,
que reciben a tu río,
donde se embeben el agua,
que tú llevas en el alma
con tu amor, en un suspiro.
Y se juntan… y se unen
conformando nuevos mares,
como si fueran altares
bajo un cielo de querubes,
donde desgrano un rosario
con las cuentas de mis besos,
con caricias en misterios
de mi privado glosario.
Yo ya no sé si es un sueño…
Te soñaré… en un beso.