JUSTO ALDÚ

CRIMEN CONFESO

Aquella tarde cargaron

los lirios y los claveles

y el ataúd con mil flores

al sepulcro se llevaron

 

Cuentan que el enterrador

jamás supo quién era

pero entre llantos y espera

palpo el inmenso dolor

 

¡La quería!, dijo uno

-de los muchos asistentes-

sin pensar aquella noche

le disparé cuatro veces

 

Ahora estoy arrepentido

de aquella vida cegar

mas nunca he de olvidar

el crimen ya cometido

 

La vi de lejos con otro

muy tomada de la mano

jamás pude imaginar

que él  era su hermano

 

No quiero justificar

a mi mente enceguecida

que Dios me perdone un día

pues lo que hice fue malo.

 

Es lo que pasa señores

cuando se quiere creer

que un espejo en la noche

se teje con papelitos

y nunca mirarse en ellos

los  grandes y  chiquitos

 

y  no existe para nadie

cualquier justificación.

Jamás lleguen a creer

que matar es de humanos.