Cuestionaba una niña
porqué le llamaban ángel
si nunca ha vivido en el cielo
ni volado por los aires.
La maestra muy atenta
escuchaba su reflexión
mirando con sorpresa
la acogida del salón.
Otros niños comenzaron
a cuestionar esta verdad,
no conocemos al que hace milagros
y camina sobre el mar.
Si caemos, nos raspamos
si algo duele, nos ponemos a llorar,
gritamos, no cantamos,
y tenemos que estudiar.
Desde el fondo del aula
una voz se hizo escuchar
mi mamá dice que soy su ángel
y me bendice sin cesar.
Le di luz a su días
una razón para luchar
contra las penalidades de la vida
sin miedo y sin descansar.
Al oir estas palabras
hubo un silencio sin igual.
La maestra conmovida
no podía ni hablar.
Si mamá dice que soy
un ángel, yo lo creo y es verdad.
También ustedes son ángeles
aunque no puedan volar.
La maestra avispada
aprovechó la mención,
en el cielo hay orden
al igual que en este salón.
Los ángeles obedecen a
Dios Creador, ustedes
a sus padres y a su educador.
Ellos tienen disciplina y prestan atención,
cumpliendo laboriosos toda instrucción.
Ustedes queridos alumnos su ejemplo
deben emular, son mis ángeles
en el aula y también en su hogar.
© Veyra C. Jackman Ojeda. Todos los derechos reservados