Te reconozco que fui un PECADOR:
Te reconozco que fui un pecador, arrastrándome de rodilla a tus pies, por lo que fui en el pasado, de cuerpo, alma y corazón, por lo tanto que te hice sufrir llegando tarde a casa, con el olor inequívoco en la ropa de leña de otro hogar, esperándome a veces recostada en la cama, fingiendo dormir profundamente, por mi dilatada llegada, sorprendiéndote en algunas ocasiones rezando en voz baja, llorando, pidiéndole sincera y sentidamente a Dios, para que por amor, cambiara mi mal proceder ante la vida que te estaba dando..., syglesias
Te reconozco que fui un pecador, hoy, que no fui un buen hombre, pero por tener nuevamente tu amor, estoy dispuesto a enamorarte como antes fue, con un beso y una flor, diciéndote cuanto lo siento, desde lo más profundo de un corazón arrepentido, reflejando por el alma en mis ojos que nunca lloraron por nada ni por nadie, sentimientos en forma de lágrimas por un verdadero cambio..., syglesias
Te reconozco que fui un pecador, imperdonable, que se dejó caer un día, suave y lentamente en unos brazos equivocados y muy diferentes a los tuyos, por la tentación de la carne desnuda en busca del placer habido en el cuerpo ajeno de otra mujer, saboreando en sus insaciables labios el dulzor ardiente de otros besos distintos a los tuyos y no te puedes imaginar, cuanto lamento mil veces esta vil y baja acción pecaminosa que nunca mereciste conocer, cuando sinceramente solamente Tú, mujer mal amada, por un amor jurado ante el Señor y a pesar de todo lo vivido en soledad, me seguías tendiendo la mano franca, para sacarme de esa perdición por hoyo negro en el cual había caído, aun sin odio ni rencor en tu mirada glauca, por tu noble corazón aunque herido en su amor propio, no sabes cuánto pesa sobre mi conciencia, el haberte perdido por no saber valorar lo que tuve siempre a mi lado, para amarla y amarme más de un instante, sin reglas y condiciones, que cumplir..., syglesias
Te reconozco que fui un pecador, poniéndome una mano en este corazón apenado, que quizás no merezca siquiera dirigirte la palabra precisa que tu pudieras escucharme por sincera que sea esta vez, notando mi presencia frente a ti, mirándote fijamente a tus bellos ojos glaucos, pero no conozco otra forma por manera sentida de poder llegar a ti, para de rodillas pedirte perdón, exponiendo tardíamente el lado oculto del rostro que fue inhumano, por una verdad escrita siempre negada, que nunca antes vistes reflejada en mis tristes ojos u oísteis decir con mi voz resquebrajada, por mis propios labios resecos cerrados a tu maravilloso mundo, blanco de luz, amor y paz..., syglesias
Te reconozco que fui un pecador y que solo Dios perdona en tierra santa a un confeso pecador, donde Tú, también tendrías todo el derecho de escoger crucificarme o no, con el olvido de todo lo vivido y sentido en la piel durante años, portando por esa misma mano de cuya ayuda ingratamente desprecié, como sentencia y castigo, el látigo de la indiferencia eterna..., syglesias
Te reconozco que fui un pecador, cuya tarea no le será fácil ahora para lograrte alcanzar, volteándome la espalda, si decidieras darle otra oportunidad a esta gaviota cansada de vagar por el azul cielo, sin un Norte por rumbo fijo y que desea, definitivamente volver a su nido abandonado, después de tanto tiempo y espacio de espera, por su querido regreso..., syglesias
Te reconozco que fui un pecador, sin saber, nunca, que mas podría reconocerte por último, que no sea, alegar para terminar, que cuando más se cree conocer al ser humano íntimamente en la profundidad de su dimensión humana, mas se ama los fieles animales a nuestro lado, hasta el último momento de su vida, sin mayor exigencia para ser feliz, que un poco de afecto y un plato de comida para vivir..., syglesias.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 13042011 09:15 PM.