MAGNUS BARFOD, en el año 1102, emprendió la conquista general de los reinos de Irlanda; se dice que la víspera de su muerte recibió este saludo de Muirchertach, rey en Dublín:
Que en tus ejércitos militen el oro y la
tempestad, Magnus Barfod.
Que mañana, en los campos de mi
reino, sea feliz tu batalla.
Que tus manos de rey tejan terribles la
tela de la espada.
Que te sacien de gloria tus muchos
dioses, que te sacien de sangre.
Que seas victorioso en la aurora, rey
que pisas a Irlanda.
Que de tus muchos días ninguno brille
como el día de mañana.
Porque ese día será el último. Te lo
juro, rey Magnus.
Porque antes que se borre su luz, te
venceré y te borraré, Magnus
Barfod.
Del Anhang zur Heimskringla (1893).
De H. Gering.