¡Yo vi un cielo triste y apagado!
Sin luna, sin luceros, sin los astros,
con tomenta que sacudía el día,
con un sol que languidecía en el ocaso.
¡Yo vi un cielo triste y apagado!
Sin un sol que calentara el día,
con la luna, luceros y los astros
escondidos trás la niebla fría.
¡Yo vi un cielo triste y apagado!
con densos nubarrones grises
apilando las nubes blancas
formando rebaños cual escarcha.
¡Yo vi llorar un cielo triste y apagado!
con grandes lagrimones
que bañaban el alba
despertando la paz dormida…
Esa paz que se aposentaba en mi alma.
¡Yo vi un cielo triste y apagado!
Sin luna, sin luceros ,sin los astros…
¡Yo vi un cielo triste que lloraba
lágrimas diamantinas!
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Hoy he vuelto a ver el cielo triste y apagado
sin un rayo de sol que alumbre el día,
sin la luna, sin luceros sin los astros
sólo una sombra que encapota el alba
y hace que se formen negros nubarrones
para desprendersen del cielo en lagrimones.
Hoy he sentido la nostalgia más que antes
y una tormenta que sacude mi alma,
los seres que amamos van de paso
y como el sol van declinando en el ocaso
dejando las huellas de sus pasos
adheridas en esta tierra de quebrantos.
Pero tú, maestro y amigo mío
nunca quedarás en el olvido,
sembraste con tu carisma la semilla
la de la fraternidad que hoy germina
La regaste con el afecto verdadero
y crecerá más fuerte que la encina
y por más huracanados que los vientos sean
nunca sus ramas declinan.
Yo me resguardaré entre sus hojas
que me darán cobijo y sombra,
escucharé el canturreo de las mirlas
y pensaré que son tus rimas.
Y cuando sienta que nadie a ti, te nombra,
yo te estaré recordando a cada paso,
porque dejaste en mí un legado de esperanza,
no dejaré que tus letras mueran,
ni que vayas a quedar en el olvido.
Porque aunque hayas partido al infinito
seguirás viviendo entre nosotros,
seguirás nutriendo de fe los corazones,
seguirás viviendo como un himno de enseñanza,
seguirás viviendo por siempre en nuestras almas.
Es una promesa mi rey que yo te hago
y con la pluma, en mi mano temblorosa,
plasmo estás letras de añoranza.
Haces falta y el foro llora tu ausencia
y yo arrastro esta pena cargada de soledad
que ya parece ser mi heredad.
Voy dejando gota a gota las lágrimas
vertidas sobre aquel rosal
qué, con tus versos sembraste un día…
Esas rosas al igual que yo…hoy viven la agonía
de no tener tu compañía.
Felina