Pécheresse
Preso tengo el corazón en la distancia,
sin mirarme en tus ojos de pantera,
sin abrazar ese cuerpo de pecado y quimeras,
sólo por el hecho de que tú no quieras.
Son tus carnes el cebo de esta trampa
que atormenta mi mente enfurruñada
en mis manos vacías, ya sin nada
por no tener el tacto de tu piel tan soñada.
Pelo negro que cubre tus hombros en cascada,
pétalos de rosas son tus pechos sonrosados,
los pezones por tu escote puntiagudos, tú callada
mientras se asoman al sol por tí embelesado.
Me daría miedo de tocar tu cuerpo de Diosa,
para no manchar tus carnes de canela
aunque si bebería el jugo de tus besos al isla
caribeña a la hora que me digas y tú quieras.
Me conformo con soñarte cada noche,
en mi cama fría y solitaria sin deroche
pensando en tu boca espléndida de amapola
mientras la mía se muere por besarla.
Y ese dulce que desprendes cuando ríes
como la miel que fabrican las abejas,
es veneno para aquel que no lo prueba
como el color profundo o joya de rubíes.
Quién diría que agarrada tras la rejas
quizás tus labios que me llamen sin querer,
ese sería mi sueño, pecadora que habitas
en mi pensamiento, donde te quiero poseer.
Excelso amor que ha muerto antes de nacer,
esperando en la distancia cruel y vanamente
gracias al Poemas del alma te puedo leer
y extasiarme con tus letras para volver a amarte.
Hoy te pido perdón por cada uno de mis pecados
esos que durante mi ensueño pude haber cometido
al soñarte desnuda y estremecida entre mis brazos
mas creo que pedir perdón, no me quita lo vivido.
Autor Joaquín Méndez. Reservados todos los derechos. 06/04/11