Días donde el color se funde
entre calimas nacidas de los amores del ayer,
dejando lánguidas las miradas de esperanza,
mudos todos los “te quieros”,
tristes los momentos del abrazo,
y muertas las ganas de volver.
Días donde la paz sigue dormida
en ese sueño profundo de la indiferencia,
donde el horizonte no espera,
y donde infiel, el beso robado,
se hace único presente inventando otro nuevo día.
Días huérfanos de ilusiones,
miserables rendidos ante la impudicia
del tirano que los compra,
por un puñado de perversas promesas
olvidadas sin ver su luz;
huérfanos de todo,
de sabor a olvido,
de aromas postrados en primaveras soñadas,
de abrazos pedidos con labios sellados,
de muertes que arrastran a la muerte de verdad.
Días para erigir, con la mirada ganada por la ilusión,
otro nuevo momento que descubra,
en este instante de íntima confesión,
la grandeza del sentimiento,
de la sincera y profunda emoción.
(Jpellicer)