Ella realmente nunca tuvo oportunidad
en aquella fatídica noche de luna,
sacrificada sin lucha alguna,
víctima de su propia circunstancia.
Ahora, que me he vuelto precavido,
y que he expuesto ésta tragedia,
una tristeza crece en mi interior.
Todo parece tan injusto.
Estoy aprendiendo todo sobre mi vida
mirándo a través de sus ojos.
Justo trás las puertas del cementerio,
donde la hierba creció muy alto,
he visto la inscripción en su lápida.
Me siento como si me sofocara.
En el querido recuerdo de nuestra juventud,
inocente, con ojos abiertos de par en par,
me sentí tan vacío cuando lloraba,
como si una parte de mí se hubiera muerto.
Estoy aprendiendo todo sobre mi vida
mirando a través de sus ojos.
Y mientras su imagen
vagaba por mi cabeza,
lloraba como un niño,
recostado y despierto sobre la cama.
Y sé como es ésto.
Perder a alguien que amas.
Ésto me hizo sentir igual.
No tuvo ninguna oportunidad.
La desesperación le robó su voz.
Se me otorgó mucho en esta vida.
Tengo un hijo, tengo una mujer.
Tengo que sufrir una vez más,
por llorarle a ella y decir adiós.
Revivir la angustia de mi pasado,
para saber quien era yo al menos.
La puerta se ha abierto del todo.
Me estoy girando con la marea.
Mirando hacia sus ojos.
----De-Sueño Teatral---