Una tímida luz crepuscular
besa suavemente las arenas
y al ritmo aletargado de un mar ocioso
se bañan con amanecer las aceras,
desde un rincón temeroso
yo te contemplo cariño ajeno
seducida por el alba
que te aparta de mí
como aparta la fantasía del sueño.
La oscuridad con su resentimiento
lentamente va alzando el vuelo
y los rayos de un sol indiferente
con su claridad poco a poco van robando
toda la dicha que la noche me brindó,
ya los tiernos jazmines van despertando /
ya las feroces rosas se entregan a la vida
y yo te contemplo cariño ajeno
sufriendo mi luz artificial
con la congoja de saber
que mi afán por el idilio
nunca tendrá medio día.