el cristal roto del quince, que alegria
ver el portal hendido por el rayo,
dulcérrimo sabor a sangre y ajo,
a venganza sin fin para quien quiere
un dios para si mismo y al ajeno
mierda pura.
olala le estalle en sus narices
un buen dia de mayo una lapada,
una cagada de can de sus amigos,
una hermosa radiación en su almoada.
y del portal uno surgían cual hormigas
dos bofios a sus pistolas pegados con la lengua,
nadi hicieron, nada que pudiera sumarse
al logro por la paz.
necesitamos pistolas en la libia negra,
hombres y mujeres, chulería,
que envíen hacia alla la policía,
que se viste de negro ante el altar
de la muerte más certera.