Desearía escuchar
un penetrante brindis en mis soledades;
me encantaría desfallecer
frente a las columnas que sostienen
lo eterno.
Daría mi vida por volver
a susurrar hechos bélicos que nada
tienen que ver con la muerte y la guerra.
Desearía escuchar
como se rompen en mil pedazos
la hipocresía del ser humano,
y así volver a ser niño,
o un libertador que dio su vida
por un poema nada adecuado.