Niños que van y vienen
por calles frías y desiertas,
en sus ojos no hay espíritu
sólo se ven tristezas,
niños de nuestras calles
que no conocen el pan del amor,
ni saben que es la fe
ni van a la iglesia,
su escuela es la calle
y su trabajo la indigencia,
su religión es básica
un pote de pega
para ahogar su soledad y tristezas,
el hambre los acosa
como castigo eterno
por haber nacido sin derechos,
no juegan, no pasean
ni se sientan en una mesa,
sólo deambulan por calles desiertas
de ojos sin vista
pues a nadie les interesa,
será que al gobierno no les importa
los niños desaseados
porque no pagan impuestos,
cuando se terminara tanta apatía
hacia los niños de mi patria
que mueren cada noche de frío
el dolor se lo calma la droga,
niños abandonados de amor y comida
de mi adinerada patria,
cuando partirá de este cruel mundo
tanta indolencia.