(esperar 30 segundos de la música para leer el poema)
En esta época de la religiosidad
cuando la piel divina deja fuego
está mi alma extraña sin vanidad
porque sos el elixir para mi aliento.
Es saber que nada se puede igualar
ni cualquier rayo o luz que intente
saber el brillo de tu manto al volar
mis ilusiones con tu vida presente.
Se que es sacrilegio poner religión
como comparación con tu bondad
pero me hiciste devoto hasta unción
del último día que ya no te vea más.
Sos la versión femenina de verdad
cristalina e impoluta en mi sangre
y por cada gota que fluye en piedad
por mi cuerpo, le das menos hambre.
Para saber lo divino rozó este cuerpo
amarte es siempre mayor definición.
Por eso, aunque esté mi aura y muerto
yo, serás mis tres gotas de bendición.
Vito Angeli