Una gota cristalina
Escurre por los pétalos
Sonrojados de tus mejillas,
Un ademán de tus ojos
Parece suplicar compasión
Y el instante tan denso
Parece cortarse
Al filo de tu llanto,
Y quise apaciguar
Mi pobre torpeza
En el consuelo
De mi pañuelo
Pero la sinceridad
Es leña para tu fuego incontenible
Hasta sucumbir en el clímax
De un adiós tan doloroso.