Verde como tallo verde
seda en su vestido,
pegado en su piel.
Rojo como fruto rojo
sus labios carnosos
de sabor a miel.
Oliva como olivares
sus ojos inquietos,
no los volví a ver.
Negro como azabache
su cabello lacio
flotó en el ayer.
Dorado como trigo de oro,
en su tez trigueña
quise amanecer.
Colores perdidos en sueños,
los trae un recuerdo
que alguna vez pinté.