COMO corren LÁGRIMAS por mi ROSTRO:
Al escucharte decir esas tristes palabras, que en verdad, no esperé saber de su existencia, provenientes de tus anhelados labios y que fueron como dagas inesperadas, punzo penetrantes, para un corazón enamorado de los latidos del recuerdo, por cada uno de esos amaneceres habidos, sobre tu querido pecho desnudo…,
Contemplando desvelado el fantasma de la ingratitud convertida en mujer, reírse hoy frente a mi cara, estando parada encima de los restos por cenizas de un ayer y que el viento no se llevó oportúnamente de lo que fue toda una vida consentida en flor, mancillada impunemente hasta los mismos cimientos, por un cruel e inconmovible destino escrito, de tu desamor, versus, mi humilde amor, mostrado al mirarte…,
Por un amor que reclama penosamente de la ausencia en la distancia de ambos mundos, lo que faltó por vivir sentidamente a plena luz en un solo universo de caricias, sin haber pretendido nunca, por el unísono de besos queridos un cambio sin retorno en egoísta conveniencia de un despertar distinto, envueltos en las sombras de viles falacias descubiertas bajo sábanas blancas, sin manchas y olores, por una pasión perdurable, donde las explicaciones tardías, estuvieran de sobras al tomarnos las manos, efusivamente, sin ver por brillo, el nacimiento de una lágrima, cerrando los ojos...,
Con el dolor por desilusión, llevado dentro, cual herida mortal en el amor propio, agonizante en silencio, pero has de saber, que prometo con el reflejo agónico, pero presente en la sincera mirada, que no flaquearé por un instante de nostalgia esta vez, doblegando las rodillas a tus pies para pedirte perdón como salvación, porque de un cariño muerto en tiempos de amar, con espacio perdido sumido de soledad, solo puede prevalecerle odio y rencor en la mirada, como única razón de su olvidada existencia.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 18/04/2011 10:30 PM.