Soy tu silencio mujer
y tu el latir que ronda
cada segundo mi ser.
Es tu mirada misterio,
misterio sin resolver,
ladrona de almas aventureras
que yacen perdidas
entre orillas de tus veredas
buscando calma
a sus penas pasajeras.
Y que mucha suerte la mía
que caminando un día
sentí que en tus redes caía;
perdido me vi preso en ti,
en tu pecho proclamado
fuente de descanso a mi sufrir;
en la virtud de tus besos
vino calmante de agonía;
en tu corazón, donde cada latir
es tambor de frágil melodía.
Que me pregunte la vida
si quiere de aquí mi alma salir
que sería eso un acto suicida
entonces sí, sí me verían morir...