No es un lugar extraño que persigo,
es la sonrisa blanca de la vida.
He hecho al orgullo mi enemigo
al quererte tanto, consentida.
¿Dónde está aquella querida
que con suaves cabellos miro?
¡Está oculta en la arbolada
del olvido que yo admiro!
No es que yo no le tiro,
ni que pudendo sea un cobarde,
es simplemente que al suspiro
pienso: "Loco soy que alarde."
No voy a negar que quiero amarte
en las paredes de mi corazón,
pero, ¡qué teso es dominarte
y que conmigo halles razón!
¿Cómo no desear ser un ladrón
y tú una flor de primavera?
¡Feliz yo sería un jarrón
con amor de tu oscura cabellera!
¿Qué puedo yo decirte, mi vida?
No sé si eres amiga o salvadora
del triste mundo en mi mirada,
mas yo se que eres soñadora.
Y digo, con sincera empresa,
que poeta soy, músico y loco,
y si esto no basta a tu belleza...
¡Al menos ódiame un poco!