No dejes dormidas las palabras
junto al río de ausencias,
no traigas los otoños de nostalgias
ni me digas que ya es hora de partir,
no acerques las distancias
ni esa particular tristeza de la nada.
¿Cómo ocultaré las cosas
que traen el calor de tu frente?
¿Cómo apagaré el sol
que aún arde en tu piel?
¿Cómo olvidaré el sabor
del amor en tu boca?
No permitas que se escapen
tus lunares de mis manos
ni tus pupilas de mis ojos.
No me pidas ausencia y soledad,
no me otorgues amores que no deseo,
ni digas cuanto me querías.
No sofoques los sueños
con el manto de la desidia.
No hagas de la verdad un llanto
ni del amor una sobredosis de paz.
¿Dónde coloco los olores
y el filo de tu nombre
que viven entre el respiro y el anhelo?
¿Cómo le explico a la mirada
el vacío del despertar?
¿Cuál es aquel verso
que te amarre a mis mañanas?