martin hierro

En la fiesta del encuentro

Nosotros, los dos en uno,
vos la aurícula, yo la aorta,
vos el gemido, yo la voz,
vos la uva, yo la parra,
seamos el vino celestial
en la misa de la creación.
 
Nuestras piernas
troncos de los arboles sagrados
entrelazados en cada encuentro,
alimentados de la simiente de la tierra
abonado sus riquezas
con la lujuria de cada encuentro
 
Eres como la ciudad donde vivimos,
virgen llanura pampeana
penetrada por el Rio La Plata,   
dejando en ti las humedades de mis besos
el juego de los dedos
recorriendo cada espacio de tu cuerpo.
Tu sexo, torbellino,
encrucijada del camino, donde confluyen
la Diagonal Sur y el Barrio de Monserrat
sitio de unión de las aguas mansas
del puerto Madero y el Puerto de Buenos Aires.
Unidos en los vórtices del cuerpos
vos la avenida Corrientes, yo la 9 de Julio,
fusionados en la intersección de la Plaza de La Republica 
virgen penetrada en lo profundo
por el obelisco de Buenos Aires
 
Latidos de pechos, gemidos,
gritos estertorosos, aullidos de fiera en celo, humedales,
cascadas de fluidos en  la entrega interminable,
el verde de tus pupilas de esmeralda
iluminando la noche bonaerense.
Vos increíble dama en el arte de amar
piel desnuda cubierta de besos
libertades en la entrega,
pasiones a raudales en el ejerció de amor
en el toma mi vida, dame el vuestro,
no limites los deseos
sabés, eres amor.