Dejaste de ser esa niña que jugaba
con muñecas y creía en Papa Noel
para transformarte en la dulce pirata
sin puerto ni destino tan sólo por él.
Nunca me voy a olvidar de tu adiós
al despedirse ambos de mi corazón
ni de cómo engañaban tus brazos
creyendo que todavía eran emoción.
Con lo pasado quedaba silenciado
volviéndose luz perdida lo que decía
sabiendo que tu partida no es pasado
ante lo irónico de pretenderte todavía.
Observé producto de amar lo restante
de eso que tanto en mí había afectado
el grado de cómo todo quedaba errante
sin el toque de tu afecto siendo amado.
Inevitablemente me repito cada dolor
en todo el cuerpo que eyecta estigmas
tratando de cicatrizar lo que fue amor
y hoy es solo recuerdo de aquella vida.
Vito Angeli