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Escalones estacionales

 


Aunque el fuego a mi me hiriera
o mi cuerpo inerte en hoyo
fuera un difícil escollo,
cruzaría la ribera
para encontrarme a tu vera
y desdeñando a morfeo
creería en arameo
al descifrar en tus ojos
las perlas, que como antojo
me liberan de ser reo.


Pues tu alma es como hoja impresa,
tinta es de un fin que es principio,
solvencia del participio,
cual nunca extremos sopesa
cuando el total atraviesa;
y así, vigorosa alcanza
la eternidad con su lanza,
completando el infinito
con el arte aquí descrito
por décimas de alabanza.


Quedo más que complacido
al recitarte este escrito
con el habla en la que habito;
y agradezco tu vertido
por auspiciar el sentido
cual cambia interrogación
por sabia resurección,
arrimando una verdad,
que no porta vanidad,
tan sólo transformación.

 

318-omu G.S.