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Cuentan los murmullos replicados en el viento
que una vez se había nublado tanto el tiempo
ante la vista de una mujer que lloraba lamento
por haber perdido su gran amor como tormento.
El clima nunca fue visto tan consumido por ella
aunque algún pasado lo atestiguó con querella
pero la pena de esa mujer resultó una huella
que jamás arrancaría su corazón pues descuella.
No se podía distinguir entre los cielos nublados
y el horizonte de sus pupilas de sol abandonado
dominando en absolutismo un jolgorio apagado
de tinte aplacante sobre su espíritu congelado.
Era esto un nuevo cuento, de su príncipe azul
el que llegaría montado en corcel a correr el tul
de la tristeza que la depositaba en oscuro baúl
aunque al final de sus hechos resultó un gandul.
Las historias tienen finales de estilo y variedad
porque el amor florece de formas por cantidad.
Sin embargo, de esta flor que yacía en soledad
ningún príncipe tuvo valentía para su felicidad.
Vito Angeli