Cuando te veo
es como ver la luz del sol
entre los candelabros
del infinito horizonte;
y en los caudales de mi cuerpo
fluye el torrente ardiente
de mi sangre.
Porque eres tú,
con tu presencia
tibia y placentera,
la que estremece mi cuerpo
llenandolo de incomparable dulzura.
Porque cuando te veo
dentro de ese cuerpo esbelto,
de ojos centellantes
y con tu boca emanando
esa sonrisa electrisante;
siento que mi corazón impío
te busca...
Y descubro que te amo,
y amo tu esbelto cuerpo,
tu voz cálida y quebrada,
tu piel tan suave y dulce;
indescifrable y arraigada
como la hoja al rocío,
la humedad al llanto,
la soledad al vacío.