Asesino de tormentos,
principe de mi placer,
por vos fui incapaz de ver
el tiempo esclavo de cientos,
y advertí un millar de inventos
por los cuales aposté
la firmeza de mi pie;
y ante recia adversidad
o grotesca fealdad,
cuerda sois con la que até.
Palabras besé en tu boca,
vestidas de terciopelo
y escritas con caramelo,
estando siempre muy poca
la solitud de mi roca
al mojar el agua al viento;
y cualquier voz de elemento
cual maestro con mensaje
me instruye dando equipaje
y útil; educa, es sustento.
Vos repeléis suerte altiva,
que sella, siendo interés
y logra dar un revés
a la simple y nada esquiva
impalpable magia viva,
descrita en aquel instante
bañado con buen talante
cual posa en partida ficha,
no otra, que esa enorme dicha,
tijera del ser distante.
318-omu G.S.