Ahí yace en el lecho de su muerte, sonriéndole al mundo, escogiendo sus recuerdos, aquel hombre que derroto al mundo, se va tranquilo, no le preocupa nada, y es que ya nada le queda, solo se lleva su soberbia, ahí yace el hombre que el mundo odia, sonriendo tranquilo, no hay nadie a su lado, nadie lo acaricia, nadie le llora, pero ah él no le importa, se le apaga la vida y el sigue riendo.