Mi ánfora de oro, corazón ambulante.
Bello reino del cereal soleado madurando.
Cuando me trasvasas tus aromas de suero
hasta los olores del asaro nauseabundo
huelen a fragancia de claveles.
Tu sustancia endulza y baila ardiente
en el reino de las cebollas irritables.
No derrames una lagrima en mi océano melancólico.
Solo un suspiro de pincel y caligrafía
por tus labios del pastel y el óleo.
¡ Tu. Rodadora de la senda y la huella ¡
Tejedora de la espuma y el carbón de la araña.
Abre tus manos,
suelta el vuelo de los gorriones
refugiados en tus líneas de palma primaveral
para guardar en mi bitácora de papel y arena
el libro perdido de tus peldaños sigilosos y
tus aires de pulmones reposando en mi sueño de escalera y freza
Quiero recorrer tu torre de cielo
con las coronas zumbantes de las reinas abejas
y la melódica paciencia oculta
de la lluvia gravitando en tu naturaleza.