Fabian Amaya

¿Aún no sabes por qué?

¿aún no sabes por qué lloro?,

no te preocupes,

igual no tienes porque saberlo,

aunque supondría que entiendes

el porque me lamento tanto.

 

No importa, dudo que puedas ya

hacer algo que cambie el destino,

no el tuyo, sino el mío que es ciego.

 

Es claro, es cierto, aún así

no preguntes por qué te quiero

ni siquiera yo llegué a saberlo.

Tampoco sé que harás tú,

ni me interesa pensarlo,

siempre me ahogas

y tú nunca te das cuenta.

 

Supongo que es mi culpa y no,

supongo que es tu culpa y no;

yo sacrifico lo mío por ti

y al final nunca lo notas.

 

¿sabes cuántos poemas te he escrito?

y a ti ni siquiera te gusta la poesía,

una carta, una nota;

más todo se hace pasajero

ante tus ojos como estrellas fugaces.

 

Sabes que no sufro por gusto,

ya supondrás que mi tristeza es tuya;

más mis penas que son una

no son por decepción ni ira,

no son por desesperación;

no me cuestiono qué hice mal,

y tampoco pido tu piedad

porque sé que todo es vano.

 

Quizá me veas llorar

aunque no tenga lágrimas,

aunque mi voz esté tranquila,

aunque todos me vean feliz;

sabes que si estoy triste

es porque te quiero

y en la dura calma que da

la resignación

sé que no estarás conmigo.