Y entonces le pedí a Dios me lo explicara todo;
Las cosas sucias son las cosas sucias.
Las cosas limpias son las cosas limpias.
Y entendí que estaba sucia, y pude ver la carne desatada
labrando una mancha oscura
y la carne era roja y la desconocía.
Y pude ver los planetas formándose
mi rostro decaído, entendiendo que me resisto al proceso cíclico de morir.
Tenía que caer tan bajo
para entender la nada atrapandome.
Sólo entonces lloré toda la carne.
Nadie escuchaba...
Pero el ruido abundaba.