Santiago

DIME LO QUE VES

En algún momento de congoja o desespero:

 

Dime lo que ves, en el abisal de tu corazón.

Sé que hay un amor náufrago que se ahoga

entre tu sangre contaminada de orgullo.

Un amor maquillado bajo un odio infranqueable

que inhibe que lo despliegues hacia mí.

 

Dime lo que sientes al yo estar presente.

Dentro de la apariencia es probable

que sea una gran aversión,

pero en tu interior tengo la certeza de que es diferente.

 

En horas de atardecer:

 

Dime lo que ves, más allá del ocaso.

Lo que veo siempre en cada celaje de él:

es el dibujo de alguna parte de tu idílica tez.

Y… dime lo que sientes en cada poro de ella.

Creo que se trata de una avidez de sentir

a través de un abrazo mi calor

 

Dime lo que ves en el meollo de mis ojos.

En noches de vigilia, al pensar en los tuyos,

caigo en el ensueño de sentirte en mi alma,

de tener el denuedo de decirte “te amo”

estando cara a cara.

 

Pero en mis mañanas, en al aterrizaje a la realidad,

la aurora no se asoma hasta tú no abrirlos,

el miedo me azota con toda su todo su rigor

cada vez que te siento cerca.

 

Cuando contemplo de las aves su cantar,

percibo el eco de tu voz que aturde mi mente.

Cada vez que te observo, desearía la entelequia de mis párpados,

cada vez que parpadeo,

cada una de esas milésimas de segundo,

se hace eterna, cada vez que hago esto.

 

En noches de luna:

 

Dime lo que ves so de su falsa luz,

porque desde que te quiero ella se ha ido.

La noche, que en ocasiones es iluminada

por el recuerdo del esplendor de tu semblante

irrumpe mi alma con su indiferencia.

 

Bajo la fuerte garúa:

 

Dime lo que ves entre tu nubloso entorno.

Sé que sabes que cada una de sus gotas

es una lágrima que vierto en mientras grito tu nombre.

Y dime lo que sientes bajo su frío aire,

porque mientras anhelo refugiarme de ella

bajo tus brazos, tan sólo me abriga un lóbrego crespón,

que simboliza el momento que dejé de ver tu rostro,

rostro que me permite ver contemplar cuán grande

es el primor del elíseo que se esconde en este mundo,

elíseo que se descubriré en el momento en el cual

pruebe el sabor de tus labios,

labios que esclarecen la premisa de mi felicidad.

 

En las afueras de la realidad.

 

Dime lo que ves.

Por favor, dime que al menos puedes atisbar

la ilusión de algún día estar junto a mí,

porque mi mayor asedio es el de poder

hacer parte de la esencia de tu ser.