Hoy voy a hablarte así, como si estuvieras en mi casa.
Porque creo que estás aquí, a mi lado, entonces
-amigo Jesús, Jesucristo-, te diré que estoy muy contento,
muy contento por tu resurrección.
Sé que has sufrido, mucho, mucho, y lo hiciste por mí, por aquel,
por aquel otro, por todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Pero sabes, Jesús. Se me ocurre que la gente no ha entendido.
Se me ocurre que las manos no se juntan para cantarle a la paz,
a la amistad, al amor y la concordia. Al contrario, las manos
empuñan armas, armas de guerra y son hombres que matan
a otros hombres y son hermanos que matan a otro hermano.
Quizás los mismos que enarbolan las banderas de la paz y la
justicia simentando más conflictos e injusticias. Siembran odio
sobre odio, la mayoría de las veces fundados en fanatismos
sin sentido.
Se me ocurre que la gente no ha entendido, cuando veo a los niños
harapientos, a familias que tienen hambre y no tienen su casa,
que viven entre chapas y cartones y comen lo que encuentran,
o no comen, mientras otros se pavonean entre fortunas.
¿Solidaridad, dónde estás?
Se me ocurre que los hombres no han entendido y seguirán
disputando territorios y riquezas, discriminando por creencias,
religiones, color de piel, nivel social y todas esas mezquindades.
¿Igualdad, dónde, dónde?
Entiendo tu silencio. Sos demasiado bueno para enjuiciarnos.
Ya llegará, en su momento, la Justicia Divina, ya llegará.
Y..., caramba si sos bueno, entregaste tu vida por nosotros.
¿Y nosotros? ¿Qué, a cambio? ¿Qué?
En fín… que sé yo, no soy pensador, no tengo un elevado nivel
cultural, nunca levanto la voz (parece que eso -para algunos-
está mal), tengo mi lado malo (trato que no se vea), cometo
errores a diario. Pero no es mi persona el tema hoy.
Seguiré hablando solo. Eso sí, vos que podés hacerlo, decile
a Nuestro Dios que le agradecemos (los hombres y mujeres de buena
voluntad), le agradecemos todos los días, los días, las bellezas de
la vida, las bellezas de este mundo, sus mares, sus lagos, sus bosques,
sus praderas, sus montañas, sus flores, sus mariposas, sus aves…
le agradecemos el pan, la música, la poesía, el amor… claro que sí,
que agradecemos.
Le agradecemos la alegría, la risa, la tristeza, las lágrimas, la sonrisa
de un pequeño, el amanecer, el sol, la noche, sus estrellas, la luna…
y todo eso, viste?
¿Sabes, Jesús? habemos muchos, muchos que te amamos.
¿Otro mate?
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
FELICES PASCUAS DE RESURECCIÓN PARA TODOS, QUERIDOS AMIGOS, DIOS LOS BENDIGA.