Yo creí que el amor no dolía,
no me di cuenta cuando
se clavo la espina,
al principio no dolía
¡ demasiado !
cuando me di cuenta
a el alma ya había llegado.
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Dolor tan grande e inmenso
que solo en cuentos
había escuchado.
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Tomandole miedo a la rosa
pero mas a sus espinas,
creí hacer el dolor a un lado
pero el sufrir se hizo
mas largo.
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Vi marchitadas las rosas
aquellas que días atrás
lucían hermosas,
la tristeza aumento mi agonía,
que culpa tuvieron
que merecer para
mi gran apatía.
.
Saque las rosas
al huerto y las enterré,
como enterrando con ellas
mi dolor del pasado.
.
Sin saber que las rosas
me darían tan grande lección,
pues pasado el tiempo
las vi renacer
de su estado marchito.
.
Quien diría que
no todo esta escrito
en este padecer.
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Dando cuenta palpable
que el amor no muere
aunque marchito parezca
con el nacieron ilusiones
y alegría nueva.
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Autor: Adolfo Casas C.