Palabras lentas que descienden,
tan sólo unas palabras,
furiosa gracia que desciende del pecho.
Desnuda turbulentos labios y
mueren haciendo del deseo.
Luces recuerdan relámpagos,
de júbilo lunar que pierde.
Te desnuda, te quema y te envuelve en hielo.
Abre su espuma de mar,
refleja su ser mártir.
Sedienta, apenas muere,
nace de un reflejo.
Su melodía enfría y entristece,
asta al ardiente de su corazón.
Consume el cuerpo, lo arrastra,
ni lo mata. ¿Palabras?
Ni el aire se las lleva.
La luz de sí misma se pierde,
en algo turbio, más que un sueño.
Tu lengua formula tus secretas silabas.
Impalpable sustancia de mi alma.
Ojos, no quiero saberla,
ojos, con palabras enigmáticas.
Cae en ti tentaciones,
a orillas de nada.
El silencio y oscuro ser eres tú.
Silencio de cuerpo de piedra.
Más, encaminas nuestro sentimiento.
Vida ejemplar y bella.
Supremo reposo ignorada.
Mil sentidos, con melodías de ternura,
todo el anhelo, en una canción.
Lagrimas con emociones,
volví a soñar,
durmiendo desperté.
Lagrimas de fuego, me haces llorar,
que haces sufrir, me inquiete, llore.
Sustento por dulzura,
esclavo de enmendadura.
Escribiré, en el dejo de la desolación.
Envuelve tus alas.
En letra de la lujuria, se inserta entre piel,
sangre y carne.
Ternura, dulce ternura, bello ejemplar.
Atiende al éxtasis de tu amor.