Perseguimos el sueño
de navegar a San Lorenzo
y no encontramos
con San Goloteo
Llegamos a Tiburón
con calamar gigante
en noche de luna llena
y arena ardiente
Encontramos
esqueleto cetáceo
lleno de bichos
y vertebras sueltas
Atrevimos navegar
San Esteban con sus habitantes
leones marinos juguetones
el sotavento nos agitaba
Con desengaño apresurado
regresamos a costa conocida
a bordo de la lancha
llegamos a puerta misma del hotel
El desierto ardiente
nos recibió con bochorno
el Elegante recorrimos
y medimos nuestra sed
El Tecolote y el Mayo
desafiaron nuestra ansia
de trepar cerros
sin importar temperatura
Pero el infierno visitamos
al fondo del Colorado
con hornaso ardiendo
bajo nuestros pies
El Pinacate se escapó
por distancia lejana
cuyo límite rebasó
nuestra capacidad diurna
En Morua navegamos
al ritmo de mareas
que en kayaks
despertaron nuestros brazos
Zenaida nos mostró
su orgullo femenino
de ostiones criar
con enorme capacidad
Y llegamos al Faro
con sucesivas impresiones
de ánimos capturados
buscando perdurar
En la alegría mutua
gozamos el momento
con nostalgia reconocimos
el inminente final.