Agradezco ser un individuo
abstinente de lo ambiguo,
agradezco ser mendigo
y en el amor hallar abrigo,
que deserta de arte exiguo.
Honro la amplitud habida
en metáfora o alegoría,
cuales entre susurros dictan
convierten lo blanco en puro,
el trigo en prosperidad
y la vida con tinta citan
entre piruetas y juegos
hasta al tratar con pesadillas.
Suma importancia otorgo
al anagrama y al simbolismo
transformo el olivo en paz;
y desatiendo en lo que puedo
el golpe del puño o el hierro
que rompe leyendas o cuentos
y matando la hermosura del verso,
insta para que aflore la negatividad.
Me complazco en ser amigo
de la pluma que aletea,
de aquella con la que escribo
escuchando la palpitación del alma,
y ampara la eternidad.
Pluma, que traza resolutiva
y distendida resuelve
crucigramas y ecuaciones
apostadas a lo largo del camino
dejando de lado aquel ser,
que en decadencia,
como madera carcomida
flota rota a la deriva.
Hoy prescindo de la prosa,
hoy eligo el potente grafismo,
el cual invita y anuncia
la hermosa textura
del contenido cabido
en la rima y métrica imperfecta
de estos versos sentidos.
Agradezco el diálogo
y la propuesta que conlleva su viaje,
la sinceridad, la pulcritud
y el sencillo mensaje.
Agradezco la escucha de tú lectura
y la acción, que con justa mesura
edifica y aporta, ¡descerraja!
y como llave maestra,
objetiva, inicia la sinfonía
con la más digna de las oberturas.
Y es que si el sol me diera
añadiendo otoños o primaveras
una gota de su incandescencia,
a esta vida de alternancias le restaria
innecesarias pautas longevas,
las cuales, a la sangre angustian
y enferman, a la sangre hacen densa,
encadenando al ágil saltimbanqui
que supo agarrar la libertad
habida corriendo por sus venas.
318-omu G.S.