He visto nubes curiosas tocar el cielo con alegría,
He detallado hermosos trigales alumbrados por la luna,
Desde altos riscos el mar apasionado solía mirar,
Como costumbre por las noches perdía mi mirada
Observando de madrugada en el cielo las estrellas.
Y tu… pequeña niña inocente de tu grandiosa culpabilidad, Eres hilo blanco que teje hoy mis nubes contempladas, Creas de tu alegría la luz de la luna que a los trigales alumbra, Y en lo alto de los riscos te levantas sobre la tierra Siendo la pasión del mar con mayor furia ante mí mirar, Y finalmente opacas las estrellas con tus pecas diminutas, ¡Oh Dios todo poderoso!, no me apartes de ellas. Y déjame rosarlas con el brillo de mis ojos e iluminarlas. Mujer, mi mujer… destruyes mi mundo y creas universos Donde sonríes orgullosa de ser poseedora de lo bello, Bendita seas criatura pecadora, inspiradora de lo incierto, Conquistadora de mil deseos, cientos de sueños, Y un ejército de versos hechos por ti desde mi mano.