Realidad, oh realidad:
niño huérfano;
espejismo de resonancias y colores;
pasajero en los sentidos; el de los te tejidos invaluables.
Del m m eollo de tu charco extirpamos una trama
para zanjar el ciclo y morir en paz.
¿Para qué?
¿Para qué someterte
a este simbolismo ingenuamente deliberado?
¿Para qué?
Si tú no quieres,
Si tú no entiendes, siquiera.
Te sacudes en temblores y
te haces llaga del espacio.
Salpicas tu
Independencia
al crédulo
barro de una teoría.
Realidad, oh realidad: creo,
por momentos creo entender,
que sólo vas corriendo y corriendo
por lo inagotable de este misterio,
hacia el encuentro y re-encuentro con tus padres:
Dios.